| Descripción |
Escena histórica que representa un desfile militar ante el Congreso de los Diputados de Madrid. En primer plano, una muchedumbre observa la marcha del ejército, y lo aclama a su paso. Delante de ellos, varios militares a caballo. En el centro, los soldados transitan en formación, vestidos de uniforme. A la derecha, una arquitectura efímera en forma de arco triunfal, ornada con carteles y banderas españolas. Al fondo, el edificio del Congreso de los Diputados, sobre cuya escalinata se congrega otro grupo de espectadores.
La Revolución de 1868 o La Gloriosa, se desarrolló en septiembre de dicho año y tuvo como consecuencia el destronamiento de la reina Isabel II y su posterior exilio a París. Desde 1860 el descontento con el gobierno de la soberana era un hecho patente en todos los sectores sociales. En septiembre de 1868 las fuerzas navales al mando de Juan Bautista Topete en Cádiz prendieron la mecha amotinándose frente a la Reina. Este levantamiento se propagó por todo el país, actuando de una manera destacable y siendo los conspiradores de esta revuelta los generales Juan Prim y Francisco Serrano, junto al mencionado Topete.
Antiguas atribuciones veían en este cuadro el desfile del ejército de África tras su regreso victorioso de la Batalla de Tetuán, en 1860. Pero estudios recientes llevados a cabo en uniformología militar efectuados por Vicente Alonso Juanola desechan esta hipótesis. Además podemos contemplar en el lienzo, banderas y carteles alusivos a los héroes de la Revolución: Prim, Serrano y Topete.
Como curiosidad documental, hay que decir que a la entrada del Congreso aún no aparecen los leones que se labraron con el bronce fundido de los cañones conseguidos al enemigo en la Batalla de Tetuán en la que venció el bando español, ya que estos se colocaron a las puertas del Congreso en abril de 1872, por lo que podemos fechar este cuadro antes de este año.
Debido a la factura del lienzo de pincelada suelta y abocetada hay que atribuir esta obra con casi total seguridad al pintor conquense Joaquín Sigüenza, que se especializó en acontecimientos y batallas históricas.
Joaquín Sigüenza Chavarrieta se formó durante sus años de juventud en la Real Academia de Bellas Artes de San Fernando y tras una estancia en la capital del Sena, en la Imperial de París, entró en contacto con Léon Cogniet que marcaría su siguiente producción artística. Dentro del catálogo de sus obras hay que destacar la amplia nómina de bodegones con los que participó en las Exposiciones Nacionales. Debido a su maestría con los pinceles fue reconocido con el nombramiento de conservador del Real Monasterio de El Escorial en 1872.
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